
MICAELA BASTIDAS PUYUCAHUA

Diarios Limeños

¿Sabías que Micaela Bastidas, gran luchadora y esposa de Túpac Amaru II, fue descendiente de africanos?
Micaela Bastidas Puyucahua fue la esposa de Túpac Amaru II y cumplió un rol protagónico en la gran rebelión anticolonial de 1780. Su lugar de nacimiento es objeto de muchas conjeturas, de modo que algunos historiadores la dan por nacida en Pampamarca (actual provincia de Canas en Cuzco), mientras otros afirman que nació en Tamburco, distrito perteneciente a la provincia apurimeña de Abancay, y hay quienes señalan que nació en la ciudad misma de Abancay. Lo mismo sucede con el año de nacimiento. Unos sindican en 1742 y otros en 1744.
Josefa Puyucahua, madre de Micaela, entró en relaciones con Manuel Bastidas, descendiente de africanos, y de esta unión natural nació una niña que bautizaron Micaela Bastidas Puyucahua
De su infancia no sabemos nada. Debió crecer al lado de sus padres y de sus hermanos Antonio y Miguel, también de sus tíos maternos Narcisa y Marcelo Puyucahua. Nada más puede decirse, salvo que la niña se hizo mujer y esto lo vio Pampamarca. Tuvo porte distinguido y belleza algo extraña: era esbelta de cuello, en la Sierra cosa infrecuente, señalando un testimonio de inspiración dieciochesca que fue “mujer notable por su hermosura”. Intuimos que su belleza no fue estrictamente andina, sino que también influía su sangre africana.
No en vano, años después, sus enemigos se referían a ella motejándola de “zamba”. En todo caso era bella, de energía nada común y de personalidad acusada. No tendría veinte años cuando la pretendió José Gabriel otros biógrafos dicen que contrajo nupcias a los 15 años. . Formalizada la situación, Micaela pasó con sus padres a Surimana, donde comienzan a figurar como “españoles de dicho pueblo”, y Manuel Bastidas a anteponerse un “Don” a su nombre.
Fruto de ésta relación nacieron sus tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando, quienes aún adolescentes participaron en la rebelión de Túpac Amaru II.
Micaela recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se concientizó rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró con la causa. Lo apoyaba firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la conciencia del derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano opresora española. José Gabriel Condorcanqui fue descendiente directo por línea materna del último Inca Túpac Amaru I. Poseedor de grandes extensiones de tierras y riqueza, cumplía múltiples roles en la administración de sus bienes. Como curaca debía mediar entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como próspero hacendado se vio afectado como el resto de la población debido a las alzas fiscales y la creación de aduanas internas. Como arriero recorría su territorio, viviendo de cerca las historias y desgracias de los trabajadores y sus duras condiciones. Como mestizo sentía que toda la injusticia con su gente lo tocaba en carne propia.4 Realizó reclamos y solicitudes oficiales a las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo siempre negativas o indiferencia y comenzó a desarrollar una ideología libertaria basada en la defensa de indígenas, esclavos, criollos y mestizos, orientada a la independencia de su territorio y comercio de las decisiones de la corona de España.
El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el primer grito de libertad y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la rebelión de Túpac Amaru II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y condenado a morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en Tungasuca.
Desde ese momento Micaela se convirtió en la principal consejera de Túpac Amaru II, participó en el juicio sumario contra Arriaga y asumió múltiples roles en el movimiento. Actuaba con dinamismo y persuasión, tal vez más concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la mujer indígena era el más vilipendiado por los opresores. En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de tareas políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder. Con su sólida convicción, claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el sexto sentido de la rebelión. Micaela tuvo una vida difícil, alejada de su marido se hizo cargo de la hacienda, de sus hijos y también del sostenimiento de la retaguardia indígena. Las autoridades españolas prohibían a los indígenas tener armas, por eso, uno de los mayores problemas que enfrentaron los insurrectos fue la obtención de armas de fuego. Pero ella acaudilló las huestes nativas, las proveyó de armamento, las aprovisionó, mantuvo controlado el territorio sublevado, arengó a su pueblo a unirse a la lucha por la libertad. Otorgó permisos de viaje para aquellas personas que atravesaban el extenso territorio en su poder: "Salvoconducto. Los alcaldes y caciques del pueblo de Corma y Sanca no molestarán a don Francisco Torres. […] Tinta y enero de 1781. Doña Micaela Bastidas".
Túpac Amaru estaba instalado junto a su ejército en los alrededores del Cuzco, preparado para atacar. Su esposa tenía necesidad de mantener comunicación con él y lo hizo mediante la escritura de sendas cartas, en las que informaba pormenores del conflicto y, también, brindaba noticias de su familia.
En una de esas cartas Micaela dice a Túpac: “Chepe mío, estás perdiendo el tiempo; hasta cuándo me vas a llenar de pesadumbres; por qué te equivocas, o por qué no marchas al Cuzco […] Bastantes advertencias te di para que inmediatamente fueras al Cuzco, pero hasta ahora has dado todas a la barata, dándoles tiempo para que se prevengan, como lo han hecho poniendo cañones en el cerro Picchio y otras tramoyas tan peligrosas que ya no eres sujeto de darles avance”. Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr su rendición, su marido no la escuchó y en un grave error táctico se concentró en otras villas, al tiempo que fueron delatados por un traidor. El contingente de Túpac Amaru fue rodeado y emboscado, y junto a Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron apresados y llevados a Cusco, donde permanecieron presos en el convento de la Compañía de Jesús convertido en cuartel militar.
El 14 de mayo fueron condenados a la pena capital. La sentencia ordenaba el «descuartizamiento en vida para el jefe principal, mutilaciones y pena de muerte para los otros reos, amén de otros castigos».
El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la plaza de Armas del Cuzco para ser ejecutados uno a uno. A su hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por haber hablado en contra de los españoles y luego fue ahorcado. Micaela y José Gabriel fueron obligados a presenciar la muerte de su hijo, y luego la hicieron subir a ella al tablado. A la vista de su esposo y de su hijo Fernando, Micaela luchó con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la lengua, su cuello delgado no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron lazos al cuello que tiraban de uno y otro lado para estrangularla, dándole garrote y terminaron de matarla a patadas en el estómago y los pechos. Luego llevaron al centro de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue sometido a una espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus partes enviadas a diferentes pueblos de la región para ser exhibidos en las plazas públicas, alertando a sus habitantes sobre las consecuencias de rebelarse.
A los 36 años de edad, culminaba la existencia de Micaela Bastidas Puyucahua, una mujer que, como muchas otras mujeres anónimas, entregaron su vida por su gente y en defensa de la tierra que las vio nacer.
Bibliografia:
- Resumen de historia.com (Biografía de Micaela Bastidas - Prof. Arturo Gómez).
- Historiaperuana.pe.
- Wikipedia.org (Micaela Bastidas)
- Archive.org (Protagonistas de Nuestra América – Micaela Bastidas Puyucahua)